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Helenio Herrera. El ‘mago’ del catenaccio


Helenio Herrera Gavilán nació en Buenos Aires en 1910 (o en 1913), murió -Venecia, Italia, 9 de noviembre de 1997, fue un jugador y entrenador de fútbol naturalizado francés. Jugaba como defensa y desarrolló la mayor parte de su carrera deportiva en Europa, especialmente en Francia como futbolista, y en España e Italia como entrenador. Conocido como H.H. o El Mago. Usó el Catenaccio, un sistema ultradefensivo muy sólido. En noviembre de 1962, Helenio Herrera concede una entrevista en mitad de un entrenamiento del Inter de Milán le pregunta por el mal comienzo de temporada de su equipo. Herrera, sin inmutarse, como si tuviera en su poder una verdad absoluta, afirma que el objetivo es “ganar todos los títulos” y que este año “han decidido empezar despacio y darlo todo en el último tramo”. Pocos meses después de la entrevista, el Inter se hacía con el Scudetto; un año y medio más tarde, levantaba la Copa de Europa. Quizás ni él propio Herrera lo supiera, pero cuando esas palabras se produjeron faltaban escasos meses para que el Inter de Milán comenzara los años más exitosos de toda su historia.

Cuando Helenio era un juvenil que ya destacaba en Boca Juniors, los Herrera cambiaron Argentina por Casablanca, que en esos momentos se encontraba bajo protectorado francés. En Marruecos, Herrera tuvo que hacerse fuerte. Hijo de una familia que ya había perdido tres hijos, el argentino contrajo difteria siendo todavía un niño. Luchó, superó la enfermedad y comenzó a trabajar para llevar un sueldo a su familia. En sus ratos libres, jugaba al fútbol en el equipo de su barrio, el ‘Rocas Negras’. La entrega de Helenio Herrera llamó la atención de un ojeador y acabó fichando en 1931 por un equipo grande en su país, el Racing de Casablanca. Su progresión como defensa correoso y peleón le llevó rápidamente a Europa, ya que tan solo un año más tarde CASG París le ficha y Herrera vuelve a cambiar de continente. De hecho, en Francia desarrolló toda su carrera deportiva, ya que defendió la zaga de equipos como el Stade de France (33-35), el Charleville (35-37), el Roubaix (37-39), el Red Star (40-42), de nuevo el Stade (42-43), el Paris-Capitale (43-44) y el Puteaux, donde colgó pasó a ser jugador-entrenador. Era 1945: Herrera colgaba las botas y sacaba la pizarra.

Tras compaginar en el Puteaux su último año de futbolista con el inicio de su trayectoria como entrenador, Herrera dirigió a continuación al Stade Français y, desde 1946 pasó a formar parte del equipo técnico de la Selección francesa.

En 1948 finaliza su etapa en el fútbol francés y marcha a España, donde entrena sucesivamente al Real Valladolid, Atlético de Madrid, durante cuatro temporadas, CD Málaga, Deportivo de La Coruña y Sevilla FC, también durante otras cuatro campañas. Tras un breve paso, en la temporada 1957/58 por la Liga Portuguesa como técnico de Os Belenenses, retorna a la Liga Española para entrenar durante tres años, en una primera etapa, al FC Barcelona.5​6.​ Su táctica, la importancia que confería al físico y su capacidad como psicólogo empezaban a despuntar. Una temporada más tarde, el entrenador argentino desarrollaba otras técnicas. Controlaba todo lo que hacían sus pupilos, combinaba su férrea disciplina con ayuda psicológica y daba especial relevancia al aspecto físico. Antes de los partidos, aseguraba a determinados jugadores que el contrario al que tenían que marcar les había insultado (cosa que era mentira). Las concentraciones del equipo, otra de sus aportaciones. Genio y figura.Su figura se agrandaba con cada partido. El entrenador dejaba paso a la leyenda y a los rumores sobre su extravagante forma de entrenar se multiplicaban en los medios. A lo largo de dicho período logra varios e importantes títulos, dos Campeonatos de Liga con el Atlético de Madrid y otros dos con el FC Barcelona, así como una Copa de Ferias y una Copa del Generalísimo también con el conjunto catalán. Herrera dejaba huella en Barcelona, donde los aficionados se convertían en ultras con tal de defender sus tesis. Y todavía quedaba lo mejor.

Tras finalizar su primera etapa barcelonista, en 1960 inicia una larga andadura en el fútbol italiano. Durante ocho años se sitúa al frente del Inter de Milán, con el que conquista dos Copas de Europa, dos Copas Intercontinentales y tres títulos de Liga. Y es que en 1960, el entrenador más mediático del momento fichó por el Inter de Milán. Luis Suarez le acompañó en el trayecto y se convirtió en su fiel escudero. En Milán, el ‘mago’ se encontró a un equipo que llevaba ocho años sin ganar un título. Le dio la vuelta a la situación y creó un estilo único que llevó a su equipo a la gloria. El once se sostenía por una sólida defensa, un estado físico determinante y una salida rápida de balón. Helenio Herrera y su Inter de Milán habían desarrollado el catenaccio. El argentino se convirtió por méritos propios en el entrenador más exitoso de la historia interista. Cincuenta años más tarde, solo puede discutir esta hegemonía el Helenio Herrera del siglo XXI: José Mourinho. Tras construir “Il grande Inter”, HH continuó su andadura por Italia en la Roma. Allí coincidió con Fabio Capello y ambos llevaron la Copa a la capital en 1969. Después de ello, en 1973 regresó al Inter durante una temporada, pero no consiguió repetir las gestas anteriores. La última parada italiana es Rimini, donde también entrenó una campaña.

Durante aquellos años compaginó brevemente, su estancia en el banquillo del Inter con el fútbol de selecciones. Así, de cara al Mundial de Chile 1962, fue ayudante del seleccionador español, Pablo Hernández Coronado con la Selección de fútbol de España. Del mismo modo, desde finales de 1966 a comienzos de 1967, formó parte de la dirección de la Selección de fútbol de Italia como miembro de un comité técnico.

En 1968 ficha por la AS Roma, equipo en el que permaneció cuatro temporadas, para retornar de nuevo en 1973, y durante una temporada, al Inter de Milán. Tras unos años de descanso, cerró su etapa en el fútbol italiano entrenando en la temporada 1978/79 al Rimini Calcio. Un año más tarde, Helenio Herrera regresa de nuevo a España para volver a entrenar al FC Barcelona, conjunto en el que en 1981 decide poner fin a su amplia trayectoria como entrenador. Él afirmaba a los periodistas que no era un “mago”, sino un entrenador que trabajaba duro y que tenía necesidad de grandes jugadores. Se pasó toda la vida tomándole el pelo a los medios de comunicación.

Fue uno de los más renombrados entrenadores de Europa de los años 50 y 60. Basaba sus planteamientos tácticos en un sólido esquema defensivo, que sería conocido como el catenaccio que significa literalmente cerrojo en italiano, lo que refleja perfectamente su proyección dentro del campo de juego. El destacado periodista italiano Giani Brera fue el primero en nombrar y referirse al sistema de Rocco con ese nombre, justificándola como "una supuesta desventaja física de los italianos, fruto de la posguerra, donde había de replegarse, defenderse y atacar de contragolpe". El catenaccio es un sistema de juego futbolístico, creación del austríaco Karl Rappan, a quien, a finales de los años 30, se lo ocurrió fortificar la defensa del Servette y su selección poniendo un marcador delante de la línea de tres atacantes contrarios. Los italianos luego lo "mejoraron" llevando un líbero detrás de la línea de cuatro. Nereo Rocco y el argentino Helenio Herrera fueron los grandes exponentes de una línea criticada principalmente por su "falta de fútbol" y su destrucción dentro del terreno de juego.

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