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FÚTBOL UNA PERSPECTIVA SOCIO-CULTURAL


Generalmente entendemos el fútbol como algo que provoca expectación, es decir, como algo que genera espectáculo. Y muy probablemente sea este uno de sus principales componentes, incluso uno de sus principales fines. No se trata, ni mucho menos, de un aspecto desdeñable, pues por ello el fútbol, al encarnar las más profundas emociones y sentimientos humanos, transforma este espectáculo en una fuerza en sí misma, capaz incluso de articular socialmente y generar comportamientos comunes. Cuando se habla de Cultura: el concepto sociológico. ... cuando el hablante se refiere a la suma de conocimientos compartidos por una sociedad, y que utiliza en forma práctica o guarda en la mente de sus intelectuales.

El deporte en la sociedad es algo que prima sobre las demás actividades aunque para mucha gente lo ve superior a todo, ya que se le da más importancia de la que tiene. Se ha comprobado que el fútbol cambia los estados de ánimo e influye en amplios sectores de la población: la victoria en un partido trae felicidad a los seguidores; por el contrario, la derrota genera frustración. Por lo consiguiente es generadora de los mayores costes en seguridad cada vez que se realiza un partido, implicando la presencia de miles de policías en las canchas y alrededores que no bastan para que siempre se perjudiquen a terceros con los destrozos generados en vehículos, colectivos, negocios y casas particulares, como así también, para poder evitar los arrebatos, robos y las peleas callejeras que provocan numerosos heridos y hasta homicidios, es el saldo de la violencia en el fútbol cuando acaba la temporada hay un auténtico síndrome de abstinencia de fútbol, lo que ocasiona un sentimiento de desánimo. Por otro lado para mantener la adicción futbolística, los medios de comunicación abusan de este deporte; en los noticiarios el espacio dedicado a la información futbolística -que no deportiva- es excesiva. Los otros deportes aparecen en un segundo plano o no existen. Es tanta la influencia del fútbol que hay economistas que han establecido una relación importante entre la economía del país y las victorias futbolísticas en torneos internacionales, caso patético la derrota del Brasil ante Alemania en el mundial fútbol realizado en su país. Es tanto su poder de fascinación que los grandes inversionistas se pelean por estar dentro del negocio del fútbol.


En el libro “Fútbol espectáculo, Cultura y Sociedad”, que consta de una serie de textos de investigación sobre el fútbol visto desde una perspectiva socio-cultural, compilado por el académico Samuel Martínez, profesor de la Universidad Iberoamericana y miembro de la Red de Investigación sobre Deporte Cultura y Sociedad. Entre los autores de éste se encuentra el antropólogo estadounidense Roger Magazine, autor del libro “Azul y Oro como mi Corazón”, etnografía sobre la Porra de Pumas. ;nos señala aquellos temas que giran alrededor del fútbol, sobre la violencia en las canchas, la masculinidad, el género, la crónica deportiva y la relación con la poesía, son los que fomentan una culturización. No es un libro que vaya dirigido a la gente que le apasiona el fútbol sino a aquellas personas que no entienden el porqué del arrastre de este deporte, el porqué de su importancia económica, y el porqué de la dimensión del entretenimiento. Además de Martínez, encontramos al periodista Miguel Ángel Lara, entre los creadores de este libro miembro de la misma red y Andrés Fábregas Puig, considerado el primer antropólogo mexicano en abordar el fútbol en sus estudios.


El fútbol se ha convertido en un negocio. Los sueldos de los futbolistas son exagerados y desproporcionados. Los jugadores no dejan de ser hombres detrás de un balón. No es lógico que por ir detrás de un balón ganen la gran cantidad de dinero que todos conocemos. Hay trabajos que son mucho más sacrificados y que exigen una preparación y una responsabilidad muy superior y nunca ganarán ni la cuarta parte de lo que ganan los jugadores. Y es que este deporte se ha convertido, en realidad, en un negocio que genera muchos millones de euros. Pero también cuesta mucho dinero a los ciudadanos ya que la seguridad en los campos de fútbol y en las inmediaciones a los mismos corre a cargo del estado.


Por otro lado el espíritu deportivo que debe notarse en estos deportistas esta ya en desuso. Los valores del deporte son el esfuerzo, la superación, la dedicación y la deportividad. Todos estos valores implican una generosidad por parte de los jugadores por dar lo mejor de sí y respetar el esfuerzo de los demás. Así, cuando se gana o se pierde hay que pensar y comprender a los compañeros de tu propio equipo y del equipo contrario. Por ello, las peleas de los jugadores y de los hinchas no son la mejor forma de actuar. Muestran lo peor del deporte y son un mal ejemplo. También lo es la avaricia que a veces demuestran cuando los clubes conceden primas a los jugadores para que estén más motivados en encuentros importantes.

Para concluir me formulo el siguiente interrogante ¿el fútbol culturiza? En tanto en cuanto este deporte aglutina un conjunto de saberes, creencias y modelos de conducta social, el fútbol sí es cultura. Por ello, no solo es espectáculo, sino que posee unos valores sociales y culturales vinculados. Como señalaba el escritor Javier Marías, «el fútbol es la recuperación semanal de la infancia»; y también es temor y temblor, dramaticidad y zozobra, una mezcla de sentimentalidad y salvajismo, una escuela de comportamiento y nostalgia, y la escenificación de la épica al alcance de todo el mundo. Y vemos el fútbol como lo que seguramente es, en el fondo, para millones de aficionados: un interminable desfile de héroes, villanos, figurantes y gestas, un espectáculo que quizá merezca la pena tomarse en serio. (Sobre Salvajes y sentimentales. Letras de fútbol). El fútbol se siente como algo propio; un sentimiento que en ocasiones trasciende a los seguidores habituales y llega a que gran parte de la sociedad lo perciba como un patrimonio. También posee una fuerza y una influencia social difícil calcular. Es un vehículo idóneo para transmitir valores positivos.


Por otro lado, la difusión cultural futbolística recae casi en su totalidad sobre los periodistas deportivos, quienes la llevan a cabo usando su principal herramienta de trabajo: la palabra, el lenguaje, sin duda uno de los patrimonios culturales más importantes en la actualidad.

El idioma español es un valor internacional que cuenta con casi 500 millones de hablantes en todo el mundo, es lengua oficial en 22 países y estudios consideran que representa un activo incluso cuantificable económicamente.

En el contexto deportivo, el lenguaje es un aspecto fundamental derivado del fútbol. Existe un lenguaje propio del fútbol que identifica a sus seguidores. Pero también el fútbol genera lenguaje a través de creaciones léxicas y sintácticas que suponen verdaderas aportaciones al idioma.

«Hay que olvidarse de los tópicos de que el periodismo deportivo empobrece la lengua y de que los periodistas deportivos no prestan atención al idioma. El periodismo deportivo muestra su preocupación por el buen uso del idioma con la exaltación de la relación entre cultura y deporte y también mediante cuestiones de orientación, reflexión y formación especializada». Existe también una corriente de literatura futbolística, profesionales y medios de comunicación que, a través de sus textos, han llevado el fútbol a otro nivel cultural. Nos referimos a plumas como las de Jorge Valdano, John Carling, Javier Marías, Benjamín Prado o Enric Sopena y revistas como Líbero o Panenka.

Es cierto que cuando uno va a la cancha de fútbol se contagia fácilmente de la masa y termina gritando, avivando y enloqueciendo con los hinchas fanáticos pero esto nada tiene que ver con el no respetar las ideas y pertenencias del otro. Entonces es cuando se vienen a mi mente algunas preguntas de rigor:


¿Por qué dañar o lastimar a otros por un resultado? ¿Por qué no respetar las ideas de los demás y terminar peleando por nada con el otro? ¿Por qué no plantearse, ya que está de moda en los adolescentes el cuestionar todo, el porque soy hincha o no de un determinado equipo? ¿Por qué padres fanáticos siguen inculcándoles a sus hijos este fanatismo y suelen dejarlos ir solos a las canchas peligrando así sus vidas? ¿Por qué ver como un bicho raro a una persona que no es hincha de ningún equipo de fútbol?

Todo esto tiene una sola causa y la falta de educación que, hoy por hoy, parece estar de moda al igual que el ser hincha de algún equipo de fútbol sin importar las consecuencias a que lleve esto.

Tienes que darte cuenta que tu vida es más importante que un simple equipo de fútbol que sólo lucha por mantener su negocio y al que nada le importa tu futuro. Tú eres hincha de un determinado equipo sólo por …….. Eres una marioneta de un sistema perverso que ni al que la mayoría de los “adultos” cegados pudieron escapar. Tu formación es lo más importante en tu vida para que seas el protagonista y no sólo un simple observador aunque te hayan hecho creer que eres participe en algo. Por todo esto y cuando siempre alguien me pregunta sobre qué equipo soy hincha, siempre les respondo, con orgullo, de la misma manera: “No soy hincha de ningún equipo porque no juego en ningún equipo y porque me gusta el buen futbol. Mi visión es ser protagonista en mi vida y no sólo un simple observador”.

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