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Las Presiones de los Futbolistas


La presión psicológica es una sensación psíquica, lo que no quiere decir que no tenga existencia real. Presión es la acción y el efecto de apretar o comprimir. Psicológicamente es una tensión de opuestos que fuerza una reacción en un momento de definición. Es un forzamiento. En el caso de los futbolistas no solo requieren preparación física, sino que también necesitan un entrenamiento psicológico que les permita gozar de una buena salud emocional para potenciar sus capacidades y así afrontar de la mejor manera las altas competencias en las que participan. El futbolista esta expuesto múltiples presiones como son:

Presiones NEGATIVAS, de hostilidad, como jugar de visitante, el público abuchea o insulta buscando intimidar, o de amenaza, como un robo, una operación quirúrgica. La bolsa o la vida. Vas a menos o le pasa algo a tu familia (mafia del boxeo en las apuestas) Y presiones POSITIVAS, de aliento, de estímulo, como jugar de local. Ambas pueden intimidar al jugador, la primera es la más comprensible pero en la segunda existe el temor a defraudar al Otro, a no cumplir con lo que se espera de uno, es el temor a fallar a las expectativas del Otro (hinchada, familia, entrenador, etc.). Aquí el deseo se transforma en obligación. El que tira el penal "tiene" que convertir, está obligado a , en este caso ya está pateando presionado.

Exterior e Interior :La Presión exterior representa el poder del Otro sobre el sujeto, la presión interior es el poder de las pasiones sobre el sujeto. A su vez encontramos dos tipos de presiones, exterior e interior, ejemplos de la exterior son: un asalto, un equipo de fútbol al que se le acaba el tiempo, un ajedrecista que debe pensar contra el reloj, un director técnico que se juega el puesto en un resultado, un jugador que no es aceptado por la hinchada, un futbolista al que vienen a ver desde fuera del país, un torturador interrogando un detenido. Es una realidad amenazante porque es opuesta al deseo, al deseo de vivir cuando en un asalto el delincuente amenaza con la muerte para que entregue el dinero, en la frase la bolsa o la vida lo vemos claramente, o al deseo de ganar cuando el rival se impone sobre el equipo o jugador.La presión exterior puede ser amenazante pero llamativamente también se manifiesta en los casos inversos, en ocasiones sumamente favorables, como cuando un tenista dispone de un match point, o cuando se patea un penal que define el partido, en estos casos se manifiesta la presión interior, el deseo de ganar se desarrolla con toda su potencia y puede obstaculizar la acción.


También existe presión cuando se es favorito. Porque el que juega tiene que ganar, el Otro espera que gane, y según la lógica del sujeto presionado al Otro no se lo puede frustrar. (A quien representa el Otro ?, nada menos que a los padres de la infancia) Y en un acto de rebeldía interior el sujeto suele fallar, por ejemplo tira el penal afuera, pero esa rebeldía no le garantiza alegría pues quedará tan frustrado como su público. Hay que resolver el problema psíquico interior, es decir desprenderse de los padres de la infancia en el inconsciente, para poder ser libre y decidido en el deseo sin que importen los demás.Veamos ahora otros ejemplos de presión interior, que es la más difícil de manejar, encontramos la ambición, la ansiedad, el nerviosismo, las pasiones intensas, el fuerte deseo de ganar, el miedo, el miedo al ridículo y otros.


El Lic. Marcelo Roffé en uno de sus escritos manifiesta que las presiones que dominan y tiranizan las mentes y los cuerpos de los futbolistas profesionales o juveniles en franca ascendencia son múltiples y variadas, el interrogante es que si son controlables. A continuación brevemente transcribo sus notas de analizáis:


1- Los padres pueden ser una fuente de presión, ansiedad y hostilidad permanente sin darse cuenta y con las mejores intenciones. Se puede tener entrevistas con ellos para aflojarles esta clavija que “aprieta”. A veces se logra y a veces ya es tarde (lo ideal es trabajar con ellos desde el fútbol infantil y asesorarlos. La pregunta por la eficacia suele ser una presión que se puede tornar insoportable y difícil de manejar. Hay muchos casos de padres que malograron a sus hijos futbolistas, teniendo éstos condiciones técnicas.

2- La novia que es muy demandante y dependiente y no tiene vida propia, puede terminar siendo un problema para el futbolista. Cuando él quiera descansar en su casa ella querrá salir. La novia de los futbolistas (y/o esposa) deberá tener paciencia y ser especial. Están las buenas compañeras que además funcionan como un importante soporte afectivo y están las otras: las que solo buscan aprovechar las mieles del status social.

3- El representante es el nuevo protagonista del fútbol. Es lamentable pero son las reglas de un juego devenido negocio. Igualmente debo decir que mi experiencia de siete años en el fútbol desde mi rol, que los hay buenos: Tratan de cuidar todos los detalles del futbolista. También están los oportunistas que no solo no los cuidan cuan “propia mercancía” merecería, sino que encima “los presionan” con el rendimiento o los resultados.

4- El sponsor puede hacer sentir bien o mal a un jugador: de la motivación a la presión hay un solo paso y si bien lo tenía bien conceptualizado de entrada, lo comprobé con los años de práctica. Como paradigma de lo no deseado vale recordar a Ronaldo jugando “presionado” la final del mundial 98 luego de una convulsión, entre otros, por su sponsor (y así jugó, debe haber tocado tres pelotas…).

5- El D.T. o algún integrante del cuerpo interdisciplinario puede constituirse en una amenaza permanente para el futbolista, sea por lo que le dice, por la forma de dirigirse a él o muchas veces por su sola presencia. Cuando el discurso del entrenador desnuda un planeamiento de metas de resultado más que el desempeño, la presión es manifiesta y latente en forma permanente. Si estamos frente a un entrenador que vierte muchos conceptos juntos en un corto lapso de tiempo, eso también es presión: solo lograrán futbolistas frustrados que sentirán que no entienden la táctica.

6- Los dirigentes no siempre son ubicados y respetuosos. Están los otros, los que aparecen en la buena y desaparecen en la mala. Y están los que meten presión siempre con el resultado: ¿quieren cobrar? ¡ganen!. Los equipos que ganan cosas importantes muestran la unión de los futbolistas, el Entrenador -y su equipo- y los dirigentes.

7- Los hinchas alientan o insultan pero eso a muchos les influye. El famoso “murmullo” a veces se les torna intolerable. Muchos sientes las miradas clavadas en sus pies y que no pueden equivocarse. Otros se desconcentran por una muchacha bonita en la platea… Algunos se motivan más con la hostilidad de los espectadores, pero otros se hunden… Los barra brava merecen otro capítulo… ¡Esos sí que meten miedo!.

8- Los periodistas pueden ejercer una presión muy negativa me refiero tanto a los radiales, los televisivos y sobre todo a los gráficos. Ellos hacen su trabajo, a veces bien, a veces no tanto (cuando sacan de contexto las declaraciones, las exageran, califican sin piedad, etc.). Ellos no van a cambiar (y cada vez hay más y más jóvenes, muchos no recibidos, que se “inmolan” por una nota): los que tienen que aprender a manejar esto para que no les afecte son los futbolistas. Críticas recibirán siempre, a veces merecidas, a veces no, pero en el fondo saben que los necesitan, aunque no les guste. Son las reglas del juego

9- El árbitro es el encargado de impartir justicia y al ser un ser humano y formar “un equipo arbitral” con dos ayudantes, existe la posibilidad cierta de que se equivoquen. Constituyen una presión si insultan o tratan mal o con indiferencia al futbolista, como así también si no son justos en alguna sanción. Pueden ser una presión al decir “no me hables” o “juegue rápido” o para el futbolista que ya fue dirigido por ese hombre y no le fue bien. El que deberá controlar esa presión y no malgastar energía es el futbolista. Ese es el desafío. Los que no juegan son de palo.

10- Los rivales también juegan y pueden ejercer presión extrema de manera lícita o ilícita. Lo atractivo del deporte es que la competencia es una instancia única e irrepetible, donde dos fuerzas opuestas se enfrentan y el resultado tomado por causales múltiples, resulta dialéctico. Si el rival presiona de manera lícita, nos puede llevar a equivocarnos, aunque no queramos, por presión de volumen de juego, desde lo técnico-táctico pero también puede ejercer esa fuerza opuesta desde lo físico y lo comunicacional y lo anímico.


¿Cómo se controla esa presión? Entrenando la propia fortaleza mental, individual y

colectiva

11- Los vecinos, sobre todo de pueblos chicos, a esos me refiero. No hablamos de los fríos habitantes de los enormes edificios porteños donde nadie sabe en qué anda el de al lado. Hablamos sí de vecinos que tienen acceso fácil al “famoso” y que lo molestan con preguntas sobre la eficacia, que le advierten del agrio sabor del fracaso “¿cuándo vas a ser titular? ¿por qué allá no haces goles?”.

12- Los resultados son siempre una presión, en los tiempos exitistas que nos tocan vivir. Los resultados previos pueden ser una presión -el ejemplo más claro y que merece “un ateneo” en la actualidad, y que viene desde hace casi una década es River frente a Boca- , los resultados previos buenos o malos en ese torneo, el rival a vencer si se supone que es accesible, etc. Durante un partido, ir ganando pronto implica poder ir dominando la presión de mantener eso sin relajarse e ir perdiendo siempre dispara una actitud de ir a buscar que a veces no se tiene de entrada con el riesgo de perder. A veces, empatar es también una presión “sincrónica” que hay que saber soportar.

13- Que nuestro país está en crisis económica y de valores éticos y morales no es ninguna novedad. En ese contexto que a veces produce desesperanza y otras desesperación vivimos los argentinos. La desocupación y subocupación que acorrala a cuatro millones de personas puede tener cara de hereje. Muchos futbolistas que de por sí ya sienten una deuda eterna con los padres en el sentido de la gratitud por la posibilidad que les brindaron, quieren apurarse, llegar y resolver todo rápido para solucionar los problemas económicos de la familia. Allí es donde la realidad mete la cola y este padre con deudas o desocupado, ejerce presión, la mayoría de las veces sin querer… queriendo.

14- La “presión social” la encontramos en otros de los apartados <ejemplo periodistas deportivos, padres, entrenadores, representantes, resultados, país, etc.>, pero quise descartarla en soledad. Tiene que ver con el exitismo de este país donde lamentablemente los parámetros predominantes se juegan en el “todo o nada” / “éxito o fracaso” y esta ideología es hermana íntima de expectativas excesivas o exacerbadas que tiene estos actores sobre los desempeños de estos futbolistas. Esta “presión social” solo fabrica resultados, ya que nadie es tan humano como para tener derecho a equivocarse…

15- La autoexigencias son a veces peores y más peligrosas que los factores externos.


¿Qué es la salud emocional del futbolista? Para Leopoldo Caravedo, médico psicoanalista que trabajó para la Selección Peruana de Fútbol y para las divisiones menores del club Alianza Lima, es la posibilidad de mantener un equilibrio emocional a pesar de los factores externos que puedan influir en su preparación y en el juego mismo, como los problemas personales, familiares, la presión, las provocaciones, las hinchadas, etc. "Es decir, saber controlar los sentimientos que abruman a la persona, saber conectarse con ellos, reconocerlos, entenderlos, manejarlos y superarlos", explica. Es por ello que los jugadores requieren una preparación estos escenarios. "Jugadores con experiencia en altas competencias internacionales están acostumbrados a partidos de gran envergadura. Saben manejar la presión y han aprendido a superarla. Eso forma parte de la experiencia y formación del futbolista", señala Caravedo.

¿Cómo se maneja la presión en un partido trascendental? En un partido importante, que ya de por si tiene una gran carga emocional, se suma la presión de las barras de ambos equipos, la presión a nivel del país y otros factores."Lo ideal es que no estén pensando en que están jugando contra determinado rival, sino verlo como el adversario y que la tarea es ganar. Mientras la mente esté más en eso y se puedan abstraer y disfrutar, en el mejor sentido de la palabra, sin dejarse influir por las pifias de la tribuna (porque eso siempre existirá), mejor les va a ir", finaliza Caravedo.


Conclusión:

En general las presiones se las fabrica el jugador así mismo con las frases como “si hoy no ando bien, marcho” o “hoy no puedo fallar” o “si me lesiono no juego más”. Este tipo de frases y pensamientos los llenan de miedo y consiguientemente le baja la autoconfianza y la concentración.EL JUGADOR QUE NO PUDE FILTRAR ADECUADAMENTE LA PRESIÓN (Deseo del Otro) TAMBIÉN PAGA EL ALTO COSTO DE ESTA IMPOSIBILIDAD FRACASANDO EN LOS MOMENTOS CLAVES. La forma en que siente la presión depende netamente del jugador, de como se haga depositario de las angustias y deseos colectivos o que pueda abstraerse de estas ansiedades y no las tome a su cargo. Si logra entender que no está en el mundo para cumplir con las expectativas de los otros podrá estar más libre para realizar su propio deseo con mucha menos presión. Cada jugador debería conocer su variable de presión soportable y dialogar con el entrenador o con el psicólogo para poder determinar y ampliar su propio rango de tolerancia. Si recorremos uno a uno los 14 factores externos mencionados podríamos concluir en que el equilibro mental, emocional y afectivo es decisivo para controlar esos elementos que son molestos o su ausencia para sucumbir frente a ellos. La inteligencia emocional del futbolista, su re-educación en el auto control de impulsos, la claridad de objetivos y del buen destino energético hacen el resto.

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